Cuauhtémoc reclama atención mientras crece el choque político por el agua

Por Bruno Cortés

 

La conversación con el diputado Ávila dejó ver algo que los vecinos de la Cuauhtémoc vienen sintiendo desde hace meses: un enojo creciente por la falta de servicios básicos y una alcaldía que, según cuentan, está más pendiente de las redes sociales que de atender lo que ocurre en sus propias calles. El legislador explica que, aunque es diputado federal por Aguascalientes, pasa buena parte del tiempo en la Ciudad de México por sus funciones como vocero en San Lázaro, y eso lo ha llevado a conocer de cerca el descontento en la alcaldía donde ahora reside.

Lo que escucha una y otra vez son reclamos que se repiten colonia tras colonia: baches que no se tapan, parques a los que nadie les da mantenimiento, mercados abandonados y una percepción de seguridad que no mejora. Para los vecinos, el problema no es nuevo, pero dicen que la situación se ha ido acumulando hasta convertirse en la molestia que hoy estalla en cada reunión con representantes públicos.

Ávila asegura que esta inconformidad no tiene nada que ver con pleitos políticos ni con la narrativa de “persecución” que la alcaldesa Alessandra Rojo de la Vega ha difundido. Según él, no se trata de rivalidades ni aspiraciones, sino de defender a los vecinos cuando la autoridad que debe responder no está cumpliendo. El diputado dice que, más allá de encuestas que a veces parecen hechas “a modo”, quienes caminan la alcaldía pueden constatar el enojo real: puertas que se abren para quejarse, calles que muestran el deterioro y colonias enteras que exigen ser escuchadas.

El otro tema que ha encendido los ánimos es el del agua. Mientras avanzan los foros sobre la futura legislación hídrica, el diputado sostiene que Morena busca garantizar el acceso como un derecho, mientras —según su versión— PRI y PAN intentan mantener un modelo de concesiones que durante años permitió el llamado “huachicol del agua”. Ese choque político ha escalado, especialmente ahora que las reglas pueden cambiar y quienes antes controlaban el negocio sienten que lo están perdiendo.

En medio de estas tensiones, la realidad para la gente es simple: quieren servicios que funcionen, autoridades que se concentren en su trabajo y soluciones reales al problema del agua. Lo demás, dicen, son pleitos que no arreglan las fugas, no pavimentan las calles y no llenan los tinacos.

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